La integración de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la realidad práctica de las aulas ha supuesto una auténtica revolución en el ámbito educativo. Las nuevas demandas de la sociedad actual reclaman el uso de la tecnología con lo cual, el sistema educativo debe ofrecer al alumnado, desde la educación básica, las estrategias y recursos necesarios que le permitan la adquisición y el desarrollo de la competencia digital al finalizar la enseñanza obligatoria e integrarse así de forma efectiva en una sociedad con reclamos de este tipo.
Para hacer frente a esta realidad lo que se debe hacer es favorecer la correcta utilización de los medios digitales en los centros, procurando la integración y el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en las aulas.
Lógicamente, para conseguirlo es requisito imprescindible facilitar a los docentes la formación adecuada que les capacite para guiar a los alumnos en el proceso de enseñanza-aprendizaje, adecuando los métodos pedagógicos y los recursos educativos a las necesidades (cambiantes) del momento.
Y todas estas cuestiones no se pueden llegar a entender completamente ni poner en práctica si no se asume lo que conocemos como competencia digital (entendida como la habilidad que ha de poseer tanto alumno como profesor pero que, en realidad, cualquier persona que viva activamente en nuestro siglo debe poseer).
En nuestros días existen muchos instrumentos y herramientas digitales que pueden mejorar y favorecer los procesos de transmisión de conocimiento entre docente y discente pero, lo verdaderamente importante de los medios digitales y las tecnologías no es que favorezcan este trasvase, es que potencien la creación de conocimiento del propio alumno, otorgándole protagonismo y ayudándole a generar, paralelamente, nuevas destrezas y capacidades.
Pero, ¿a qué habilidades, conocimientos y destrezas nos referimos cuando hablamos de competencia digital, tanto del docente como del alumno?
La Competencia Digital, según la Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de diciembre de 2006 sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente, entraña el uso seguro y crítico de las tecnologías de la sociedad de la información (TSI) para el trabajo, el ocio y la comunicación. Se sustenta en las competencias básicas en materia de TIC: el uso de ordenadores para obtener, evaluar, almacenar, producir, presentar e intercambiar información, y comunicarse y participar en redes de colaboración a través de Internet.
La competencia digital exige una buena comprensión y amplios conocimientos sobre la naturaleza, la función y las oportunidades de las TSI en situaciones cotidianas de la vida privada, social y profesional. Esto conlleva el conocimiento de las principales aplicaciones informáticas, como los sistemas de tratamiento de textos, hojas de cálculo, bases de datos, almacenamiento y gestión de la información, y la comprensión de las oportunidades y los riesgos potenciales que ofrecen Internet y la comunicación por medios electrónicos (correo electrónico o herramientas de red) para la vida profesional, el ocio, la puesta en común de información y las redes de colaboración, el aprendizaje y la investigación.
Asimismo, las personas deben comprender las posibilidades que las TSI ofrecen como herramienta de apoyo a la creatividad y la innovación, y estar al corriente de las cuestiones relacionadas con la validez y la fiabilidad de la información disponible y de los principios legales y éticos por los que debe regirse el uso interactivo de las TSI.
Las capacidades necesarias de esta competencia incluyen: la capacidad de buscar, obtener y tratar información, así como de utilizarla de manera crítica y sistemática, evaluando su pertinencia y diferenciando entre información real y virtual, pero reconociendo al mismo tiempo los vínculos. Las personas deben ser capaces de utilizar herramientas para producir, presentar y comprender información compleja y tener la habilidad necesaria para acceder a servicios basados en Internet, buscarlos y utilizarlos, pero también deben saber cómo utilizar las TSI en apoyo del pensamiento crítico, la creatividad y la innovación.
La utilización de las TSI requiere una actitud crítica y reflexiva con respecto a la información disponible y un uso responsable de los medios interactivos; esta competencia se sustenta también en el interés por participar en comunidades y redes con fines culturales, sociales o profesionales.
Según la Orden ECD/6572015, de 21 de enero, por la que se describen las relaciones entre las competencias, los contenidos y los criterios de evaluación de la educación primaria, la educación secundaria obligatoria y el bachillerato, la Competencia Digital es aquella que implica el uso creativo, crítico y seguro de las tecnologías de la información y la comunicación para alcanzar los objetivos relacionados con el trabajo, la empleabilidad, el aprendizaje, el uso del tiempo libre, la inclusión y participación en la sociedad.
Requiere de conocimientos relacionados con el lenguaje específico básico: textual, numérico, icónico, visual, gráfico y sonoro, así como sus pautas de decodificación y transferencia.
En esta competencia se desarrolla en torno a 6 dimensiones:
La información: saber cómo se gestiona y cómo llega a los usuarios, lo cual lleva implícito el conocimiento y manejo de diferentes motores de búsqueda y bases de datos, sabiendo elegir aquellos que responden mejor a las propias necesidades de información.
Análisis e interpretación de la información: supone saber analizar e interpretar la información que se obtiene, cotejar y evaluar el contenido de los medios de comunicación en función de su validez, fiabilidad y adecuación entre las fuentes, tanto online como offline. También requiere saber transformar la información en conocimiento a través de la selección apropiada de diferentes opciones de almacenamiento.
La comunicación: supone tomar conciencia de los diferentes medios de comunicación digital y de varios paquetes de software de comunicación y de su funcionamiento, así como sus beneficios y carencias en función del contexto y de los destinatarios. También, conocer de qué manera las tecnologías y los medios de comunicación pueden permitir diferentes formas de participación y colaboración para la creación de contenidos que produzcan un beneficio común.
La creación de contenidos: implica saber cómo los contenidos digitales pueden realizarse en diversos formatos, y contribuir al conocimiento de dominio público teniendo en cuenta las normativas sobre los derechos de autor y las licencias de uso y publicación de la información.
La seguridad: implica conocer los distintos riesgos asociados al uso de las tecnologías y de recursos online y las estrategias actuales para evitarlos.
La resolución de problemas: conocer la composición de los dispositivos digitales, sus potenciales y limitaciones en relación a la consecución de metas personales.
Según la Orden ECD/65/2015 y la Recomendación de 18 de diciembre de 2006, la Competencia Digital se extiende de la siguiente forma a lo largo de sus tres dimensiones:
SABER (conocimientos)
Comprensión y conocimiento sobre la naturaleza, la función y las oportunidades de las Tecnologías de la Sociedad de la Información en situaciones cotidianas de la vida privada, social y profesional.
Conocimiento de las principales aplicaciones informáticas y comprensión de las oportunidades y los riesgos potenciales que ofrecen para la vida Internet y la comunicación por medios electrónicos.
Conocimientos sobre la naturaleza, la función y las oportunidades de las Tecnologías de la Sociedad de la Información en situaciones cotidianas.
Conocimiento de las principales aplicaciones Informáticas.
Uso de herramientas para producir, presentar y comprender información.
SABER HACER (habilidades)
Buscar, obtener y tratar Información de forma crítica. Utilización de herramientas para producir, presentar y comprender Información compleja y desarrollar la creatividad y la Innovación.
Comprensión sobre la naturaleza, la función y las oportunidades de las Tecnologías de la Sociedad de la Información.
Comprensión de las oportunidades y los riesgos potenciales que ofrece Internet.
Comprensión de las posibilidades de las herramientas digitales como apoyo a la creatividad y la Innovación.
Capacidad de buscar, obtener y tratar Información.
Acceso a servicios basados en Internet.
SABER SER (actitudes)
Actitud crítica y reflexiva con respecto a la información disponible y un uso responsable de los medios Interactivos. Interés por participar en comunidades y redes con fines culturales, sociales o profesionales.
Mantenerse al corriente de las cuestiones relacionadas con la validez y la labilidad de la Información disponible y de los principios legales y éticos.
Evaluar la pertinencia de la Información y diferenciar la real de la virtual, pero reconociendo al mismo tiempo los vínculos.
Actitud crítica y reflexiva con respecto a la Información.
Uso responsable de los medios interactivos.
Interés por participar en comunidades y redes con líneas culturales, sociales o profesionales.
La competencia digital engloba la capacidad de las personas de hacer un uso habitual de los recursos tecnológicos disponibles con el fin de resolver los problemas reales de un modo eficiente, así como evaluar y seleccionar nuevas fuentes de información e innovaciones tecnológicas, a medida que van apareciendo, en función de su utilidad para acometer tareas u objetivos específicos.
La adquisición de esta competencia requiere, además, actitudes y valores que permitan al usuario adaptarse a las nuevas necesidades establecidas por las tecnologías, su apropiación y adaptación a los propios fines y la capacidad de interaccionar socialmente en torno a ellas. Se trata de desarrollar una actitud activa, crítica y realista hacia las tecnologías y los medios tecnológicos, valorando sus fortalezas y debilidades y respetando principios éticos en su uso.
Por otra parte, la competencia digital implica la participación y el trabajo colaborativo, así como la motivación y la curiosidad por el aprendizaje y la mejora en el uso de las tecnologías.
Llegados a este punto es preciso preguntarnos: ¿Cómo es enfocado el aprendizaje digital desde nuestra actual ley educativa? En este caso, la LOMCE se posiciona de la misma forma que la Unión Europea e insiste profusamente en la importancia del desarrollo de las competencias digitales.
La LOMCE menciona ex profeso la globalización y el impacto de las nuevas tecnologías como uno de los principales detonantes de los cambios en las formas de aprender, de comunicarse y de concentrar su atención o de abordar una tarea de los alumnos, y se apoya en la idea de que la incorporación de las TIC debe tener en cuenta los principios de diseño para todas las personas, así como los principios básicos de accesibilidad, para poder permitir la personalización de la educación y responder a las necesidades de cada alumno. Las TIC, entonces, desde la LOMCE, se consideran pieza fundamental del cambio metodológico por el que aboga la propia ley para el alcance de la tan ansiada calidad educativa. No se olvida, tampoco, de que el modelo de digitalización de la escuela por el que se opte debe resultar económicamente sostenible.
En su preámbulo, la LOMCE incide en la incorporación generalizada al sistema educativo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) como pieza fundamental para producir el cambio metodológico que lleve a conseguir el objetivo de mejora de la calidad educativa:
"La tecnología ha conformado históricamente la educación y la sigue conformando. El aprendizaje personalizado y su universalización como grandes retos de la transformación educativa, así como la satisfacción de los aprendizajes en competencias no cognitivas, la adquisición de actitudes y el aprender haciendo, demandan el uso intensivo de las tecnologías. Conectar con los hábitos y experiencias de las nuevas generaciones exige una revisión en profundidad de la noción de aula y de espacio educativo, solo posible desde una lectura amplia de la función educativa de las nuevas tecnologías.
"La incorporación generalizada al sistema educativo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), que tendrán en cuenta los principios de diseño para todas las personas y accesibilidad universal, permitirá personalizar la educación y adaptarla a las necesidades y al ritmo de cada alumno o alumna. Por una parte, servirá para el refuerzo y apoyo en los casos de bajo rendimiento y, por otra, permitirá expandir sin limitaciones los conocimientos transmitidos en el aula. Los alumnos y alumnas con motivación podrán así acceder, de acuerdo con su capacidad, a los recursos educativos que ofrecen ya muchas instituciones en los planos nacional e internacional. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación serán una pieza fundamental para producir el cambio metodológico que lleve a conseguir el objetivo de mejora de la calidad educativa.
Asimismo, el uso responsable y ordenado de estas nuevas tecnologías por parte de los alumnos y alumnas debe estar presente en todo el sistema educativo. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación serán también una herramienta clave en la formación del profesorado y en el aprendizaje de los ciudadanos a lo largo de la vida, al permitirles compatibilizar la formación con las obligaciones personales o laborales y, asimismo, lo serán en la gestión de los procesos."
Concretamente, la LOMCE añade a la LOE el Artículo 111. bis Tecnologías de la Información y la Comunicación, en el que destaca:
“El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte elaborará, previa consulta a las Comunidades Autónomas, un marco común de referencia de competencia digital docente que oriente la formación permanente del profesorado y facilite el desarrollo de una cultura digital en el aula”.
Según la LOMCE, “el modelo de digitalización de la escuela debe centrarse en la creación de un ecosistema digital de ámbito nacional que permita el normal desarrollo de las opciones de cada Administración educativa”.
Por otra parte es preciso recordar que, desde febrero de 2019, se quedó aprobado un Proyecto de Ley por el que se modifica la Ley Orgánica de Educación. Este texto persigue posicionar a España en el nivel de los países con un mejor desempeño educativo, según las directrices de la OCDE, y tal y como plantea la Agenda 2030 con el objetivo de situar a la educación española en el siglo XXI.
Esta nueva norma derogaría la LOMCE y modificaría y modernizaría la Ley Orgánica de Educación (LOE).
El actual Ministerio de Educación y Formación Profesional (MEFP) afirma que este proyecto se sustenta en 5 pilares:
Se centra en defender los derechos de la infancia, siendo la primera vez que una ley educativa incluye este enfoque.
Adopta un enfoque de igualdad de género que se mantiene y fomenta a lo largo de todas las etapas educativas.
Plantea un enfoque transversal orientado a elevar los resultados de los estudiantes.
Reconoce la importancia de atender al desarrollo sostenible.
Insiste en la necesidad de tener en cuenta el cambio digital que se está produciendo en las sociedades y que afecta a la actividad educativa.
En relación a este último pilar, en este proyecto de ley se incluye la atención al desarrollo de la competencia digital de los estudiantes de todas las etapas educativas, tanto a través de contenidos específicos como en una perspectiva transversal.
Las orientaciones de la Unión Europea insisten en la necesidad de la adquisición de las competencias clave (entre las que encontramos la Competencia Digital) por parte de la ciudadanía como condición indispensable para lograr que los individuos alcancen un pleno desarrollo personal, social y profesional, acorde a las demandas de la sociedad, y así se plasma en la actual Ley 8/2013, de 9 de diciembre, para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) y en los informes elaborados por Eurydice y Eurydice España RediE, la red española de información sobre educación (el portal web Eurydice España-REDIE es el principal soporte de difusión de todos los trabajos de las Redes española y europea, y de conocimiento de los sistemas educativos).
En la actualidad, la política europea, a través de la educación y la formación, pretende alcanzar una Europa inteligente, sostenible e inclusiva. Por este motivo, las políticas educativas de los Estados miembros tienen sus pilares en las distintas estrategias de la unión. En este nuevo marco, Eurydice continúa siendo un instrumento clave para la cooperación europea en materia educativa, y consolida su papel relevante en la generación de información comparada y rigurosa, en el apoyo a la toma de decisiones por parte de la Comisión Europea y los Estados miembros, y en el seguimiento de los objetivos de dichas estrategias, fundamentalmente el Marco Estratégico Educación y Formación 2020 (ET2020) y la Estrategia Europa 2020 (E2020).
La larga experiencia española en la Red europea y el modelo descentralizado de la gestión de la educación en España, que distribuye las competencias entre la Administración General del Estado, las Comunidades Autónomas y los centros docentes, justificaron la creación en 2010 de la Red española de información sobre educación (Eurydice España–REDIE). La necesidad de cooperación entre los distintos niveles de la Administración educativa queda patente tanto por las funciones que comparten como por el impulso que ésta recibe en la normativa reciente.
A raíz de todos estos acontecimientos y la creciente necesidad de repensar la educación (no sólo de España, sino de toda Europa) han ido, progresivamente, proliferando las actuaciones que los Gobiernos y los responsables educativos han ido planteando.
Desde la Comisión Europea se presentó, en noviembre de 2012, la estrategia “Replantear la Educación”, que destaca, entre otras cosas, la necesidad de utilizar las TIC y los recursos educativos abiertos (REA) en todos los contextos de aprendizaje. Considera la competencia digital como requisito para poder beneficiarse por completo de las posibilidades reales que ofrece la tecnología aplicada al ámbito educativo. Concretamente, y siguiendo el comunicado de prensa de la Comisión Europea (Bruselas, 20 de noviembre de 2012), esta estrategia “aboga por un cambio fundamental en la educación, con una mayor focalización en los “resultados de aprendizaje”, es decir, los conocimientos, las capacidades y las competencias que adquieren los estudiantes. Ya no basta con haber estudiado durante algún tiempo. Además, deben mejorarse notablemente las capacidades básicas de lectura y escritura y de aritmética, y deben desarrollarse o reforzarse las competencias de emprendimiento y la capacidad de iniciativa. Los métodos de evaluación deben adaptarse y actualizarse para garantizar que la educación se ajusta más a las necesidades de los estudiantes y del mercado de trabajo. Deben utilizarse más las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) y los recursos educativos abiertos (REA) en todos los contextos de aprendizaje. Los profesores deben actualizar sus propias capacidades siguiendo cursos de formación con regularidad. La estrategia también insta a los Estados miembros a reforzar los vínculos entre la educación y los empresarios para introducir la empresa en las aulas y para que los jóvenes se hagan una idea del empleo aumentando el aprendizaje en el puesto de trabajo. También se anima a los Ministros de Educación de la UE a que intensifiquen su cooperación en materia de aprendizaje en el lugar de trabajo a nivel nacional y europeo”.
Lo que plantea, en definitiva, la estrategia Replantear la Educación, es:
Capacidades transversales y capacidades básicas à Hacer, desde las aulas, mucho más hincapié en el aprendizaje práctico de los alumnos, en todos los niveles, lo que se traduce en capacidades empresariales y conocimiento en materia TIC.
Cualificaciones complementarias à Realizar un reconocimiento más extenso de las capacitaciones y títulos adquiridos al margen de los sistemas formales de educación.
Recursos tecnológicos y digitales à Aprovechar mejor las posibilidades de la sociedad del conocimiento, procurando que los centros educativos mejoren el acceso a la educación por medio de los recursos educativos abiertos (REA).
Formación del profesorado à Los docentes han de estar bien formados, y seguir formándose continuamente, estando motivados y procurando ser emprendedores.
Aprendizaje de idiomas à Se fijan unos porcentajes estimados para alcanzar, tratando de llegar en 2020 a que un 50% de los jóvenes de 15 años conozcan, al menos, una primera lengua extranjera.
En consecuencia, en septiembre de 2013, la Comisión Europea presentó “Apertura de la Educación” para impulsar la innovación y las aptitudes digitales en los centros de enseñanza. Esta iniciativa se centra en tres áreas principales:
Crear oportunidades de innovación para las organizaciones, los profesores y los alumnos.
Aumentar el uso de los REA.
Mejorar la infraestructura en materia de TIC y de conectividad en los centros de enseñanza.
Actualmente existe un Plan Europeo de Acción Digital.
En este contexto europeo se plantea una necesidad que se nos muestra siempre como casi permanente, la cual hay que alcanzar y la que sirve, a su vez, como medio para alcanzar otros retos: establecer unas líneas comunes que sirvan como base fundamentada y referente de los conocimientos, habilidades y destrezas que implica el dominio de la competencia digital docente para hacer efectiva la integración de las TIC en las aulas y centros educativos.
Hasta el momento, la referencia internacional sobre conocimientos digitales en la escuela y aplicación de las competencias que se le relacionan más utilizada ha sido la propuesta de la Unesco (2008) de estándares sobre competencia en TIC para docentes, pero la tecnología avanza a una velocidad vertiginosa y la propia institución ha reconocido que necesita una profunda revisión.
Encuestas y estudios recientes reflejan la necesidad de formación del profesorado en el ámbito de las TIC. La “encuesta europea a centros escolares sobre TIC en educación”, sitúa a España en una buena posición a nivel europeo en cuanto a las horas invertidas por los docentes en este tipo de formación, pero informa que su dominio es insuficiente para garantizar la inmersión total de las TIC.
El Instituto de Prospectiva Tecnológica (IPTS) de la Unión Europea definió el marco europeo para el desarrollo y comprensión de las competencias digitales: DIGCOMP. En él se establecieron un total de 21 competencias digitales, cada una de ellas con tres niveles de desarrollo: iniciación, intermedio y avanzado, todas ellas agrupadas por áreas: Búsqueda de información y gestión; Comunicación, colaboración y participación; Creación de contenidos y conocimiento; Privacidad y seguridad; Solución de problemas.
A raíz de todo esto y de DIGCOMP, en 2013 se publicó el informe Marco Común de Competencia digital Docente, que ha sido revisado en 2017 y reelaborado de nuevo (Marco Común de Competencia Digital Docente, por INTEF).
La formación en competencias es un imperativo curricular que, en el caso de la competencia digital, ha tenido hasta ahora una especificación poco desarrollada y diversa en sus descriptores al no existir un marco de referencia común. Desarrollar la competencia digital en el sistema educativo requiere una correcta integración del uso de las TIC en las aulas y que los docentes tengan la formación necesaria en esa competencia. Es probablemente este último factor el más importante para el desarrollo de una cultura digital en el aula y la sintonía del sistema educativo con la nueva «sociedad red». La conectividad y el equipamiento irán llegando a todas las aulas, pero será más complicado que haya un suficiente nivel generalizado de competencia digital docente si no hay un marco común de referencia que permita su acreditación generalizada (no como algo opcional o reservado para quienes tengan afición a las aplicaciones y dispositivos informáticos) y desarrollar un plan de formación coherente con una propuesta de indicadores evaluables que permita reforzar una de las áreas de la profesionalización docente peor atendidas en la formación inicial. Es algo que ya se ha hecho en otros países, aunque con diversos matices, orientaciones y niveles de concreción (INTEF, 2017).
De esta manera, el proyecto del Marco Común de Competencia Digital Docente nació en 2012 con esa intención de ofrecer una referencia descriptiva que pueda servir con fines de formación y en procesos de evaluación y acreditación, publicándose por vez primera en 2013.
En la versión del 2013 del Marco propuesto por INTEF se decía sobre la Competencia Digital: "La competencia digital es una de las 8 competencias clave que cualquier joven debe haber desarrollado al finalizar la enseñanza obligatoria para poder incorporarse a la vida adulta de manera satisfactoria y ser capaz de desarrollar un aprendizaje permanente a lo largo de la vida según las indicaciones del Parlamento Europeo sobre competencias clave para el aprendizaje permanente (Recomendación 2006/962/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de diciembre de 2006, sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente, Diario Oficial L 394 de 30.12.2006). La competencia digital no sólo proporciona la capacidad de aprovechar la riqueza de las nuevas posibilidades asociadas a las tecnologías digitales y los retos que plantean, resulta cada vez más necesaria para poder participar de forma significativa en la nueva sociedad y economía del conocimiento del siglo XXI". Además, se dice: “Los estándares educativos deber por tanto incluir el tipo de conocimientos y habilidades que pueden ayudar a los estudiantes el desarrollo de las nuevas competencias requeridas en la sociedad actual, que se ven potenciadas por la tecnología, especialmente aquéllas relacionadas con la gestión del conocimiento”.
En el nuevo documento de 2017 se habla de la Competencia Digital desde la referencia a la propia recomendación europea: “La Competencia digital implica el uso crítico y seguro de las Tecnologías de la Sociedad de la Información para el trabajo, el tiempo libre y la comunicación. Apoyándose en habilidades TIC básicas: uso de ordenadores para recuperar, evaluar, almacenar, producir, presentar e intercambiar información, y para comunicar y participar en redes de colaboración a través de internet” (European Parliament and the Council, 2006).
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